NO DEJES PARA MAÑANA, LO QUE PUEDES HACER HOY


Las excusas y la autocrítica son frenos que muchos utilizan para no progresar en la vida 
 
Por LUCÍA MORALES

La postergación, dejadez o desidia, como prefiera llamarla, nos limita a conseguir todo lo que esperamos de la vida. “La postergación es como una trampa contra nosotros mismos porque nos roba la vida”, afirma el sicólogo Gustavo Ekroth. “La dejadez nos desgasta lentamente, mientras esperamos de brazos cruzados que las cosas se solucionen solas, como por arte de magia. En general, postergamos más aquellas cosas que nos autoimponemos, que las que nos ordenan otras personas”.

Una herramienta ideal para “dejar para mañana lo que podemos hacer hoy”, son las excusas, y las hay de todo tipo y tamaño.

Al respecto, María Marín, motivadora, conferencista y autora, comenta que hace unos años realizó un estudio en el cual entrevistó a más de 500 mujeres, y les preguntó: ¿En qué área de su vida quisiera hacer un cambio? Las respuestas a esta interrogante fueron variadas, algunas damas deseaban cambiar de profesión o empleo, muchas anhelaban un cambio en su vida sentimental, mientras que algunas querían perder peso y modificar su apariencia física.

“Lo sorprendente en esta investigación es que independientemente del cambio que buscaban, la mayoría coincidió en que la razón por la cual no se atrevían a hacerlo era exactamente la misma; “no era el mejor momento”, una de la excusas más populares en estos tiempos.

Marín comenta que, por ejemplo, las que querían cambiar de trabajo dijeron que “no era el mejor momento” debido a la inestable economía del país. Aquéllas que intentaban dejar una mala relación amorosa también indicaron que “no era el mejor momento” porque no estaban listas para estar solas. Las que deseaban adelgazar expresaron que esperarían a que pasara el verano porque definitivamente ese “no era el mejor momento” para comenzar una dieta.

Sin duda, las excusas es una manera de esconder el miedo que tenemos a realizar un cambio en nuestra rutina, hábitos de vida o costumbres.

“En el fondo no confiamos en que podemos hacerlo, quisiéramos la garantía de que nos aguarda un brillante futuro sin ninguna complicación o inconvenientes”, dice Marín. “Pero mientras más espere, más insegura se va a sentir y permanecerá paralizada. No puede postergar más su decisión. Tiene que armarse de valor, hacer el compromiso y dar el primer paso que conduce a un cambio”.

La entrevistada puntualiza en que no hay que esperar a que a uno lo despidan de un trabajo para entonces buscar uno nuevo, ni esperar pesar 300 libras para entonces ponerse a dieta, tampoco, esperar a que un hombre abuse de una para entonces dejarlo. No se debe esperar a que el dolor sea intolerable para entonces cambiar.

Lo importante, según la experta, es tomar el control de la vida, enfocándose en todo lo bueno que ocurrirá si hace ese cambio. “Haga una lista con todos los beneficios que va a recibir y visualízase logrando lo que desea”, agrega.

De acuerdo con Marín, en su estudio pudo detectar que las siguientes excusas son las más usadas:

EXCUSA NÚMERO 1: ¡No es el mejor momento! De todos los pretextos, éste es el ganador y más popular. Sin duda, cada vez que tenga que hacer un cambio radical creerá que es conveniente esperar a sentirse segura para efectuarlo. Esto se debe a que cuando hacemos modificaciones de cualquier índole, estamos pisando territorio desconocido. Por eso, no importa cuál sea la decisión que asuma, bien sea cambiar de trabajo, decidirse a tener un hijo o dejar una mala relación, siempre sentirá que “no es el mejor momento para hacerlo”. Pero si se sienta a esperar el momento oportuno para cumplirlo, se quedará sentada y esperando toda la vida y nunca dará el primer paso. “De hecho, mientras más aguarde, más insegura se sentirá”, dice.

EXCUSA NÚMERO 2: No estoy preparada / me falta experiencia. “Un pretexto que he escuchado miles de veces es: ‘No tengo experiencia en computadoras, así que no puedo ejercer ese trabajo’, otro muy común es: ‘Me ofrecieron un mejor puesto en mi trabajo, pero siento terror de aceptarlo porque no tengo suficiente experiencia’. Lo asombroso de esta excusa es que durante mi estudio, les pregunté a diversas personas acerca de sus aspiraciones profesionales, y tanto las mujeres con alto nivel universitario como las de pocos estudios, manifestaron las mismas inseguridades”.

Una investigación conducida por la prestigiosa Universidad de Harvard demostró que únicamente el 15% de las razones por las cuales una persona logra triunfar, personal y profesionalmente, tiene que ver con el conocimiento técnico en esa área. Mientras que al 85% restante se le atribuye el éxito a su actitud y capacidad para relacionarse con otras personas.

Marín recomienda: “Le sugiero que busque a alguien que admire porque haya tenido éxito en su profesión y pregúntele cuál era su experiencia antes de comenzar este trabajo, y se sorprenderá cuando le diga ‘muy escasa, pero estuve dispuesto a aprender y a cometer errores”’.


EXCUSA NÚMERO 3: No tengo tiempo, Estoy muy ocupada... “no tengo tiempo para hacer ejercicio”, “no tengo tiempo para regresar a la escuela”, “no tengo tiempo para buscar un nuevo empleo”, “no tengo tiempo para dedicarle a mi familia”.

“Si no le alcanzan las horas para hacer lo que tiene que hacer, está desorganizada y no tiene sus prioridades en orden. Las personas más ocupadas son precisamente a las que les sobra el tiempo para hacer actividades adicionales, esto se debe a que organizan su tiempo efectivamente”, indica la motivadora.


EXCUSA NÚMERO 4: Mi pareja no me lo permite (no es el mejor momento porque mi esposo no me deja... voy a esperar a que él me dé permiso).

“Si su pareja no le apoya para desarrollarse es porque sufre baja autoestima y tiene miedo de que le supere.

Un hombre “controlador”, frecuentemente hace comentarios que inferiorizan y hacen creer que él tiene la razón. El primer paso para detener a alguien que quiere controlar a su pareja, es dejarle saber que conoce su juego y que no está dispuesta a participar en él. Luego, hay que establecer límites de comportamiento, lo que va y no a aceptar. Y por último exija un tiempo límite para que mejore su conducta y demuéstrele que no está con miedo a tomar medidas extremas como una separación.


EXCUSA NÚMERO 5: No Tengo Dinero. Al respecto, Marín dice: “¿Qué pasaría si es una persona que no posee recursos económicos, ni dinero ahorrado y vive cheque a cheque, pero de repente se entera que padece una enfermedad crónica y le quedan escasas semanas de vida, por lo tanto, la única forma de salvarse es buscando una medicina en la selva amazónica que cuesta varios miles de dólares, sin incluir los costos de viaje? Usted no diría ‘Lo siento pero no tengo dinero, así que me tengo que morir’. Más bien saldría corriendo a buscar los recursos necesarios. Todos tenemos la capacidad de crear dinero, porque éste se atrae usando la mente y creatividad. Cualquiera sea la excusa favorita, ésta representa subconscientemente un escudo para no enfrentar el miedo a cambiar, o a tomar una decisión”.

El sicólogo Ekroth agrega que además de las excusas, otro freno que se ponen muchas personas para no actuar, es la autocrítica. “La autocrítica y la autodesvalorización nos conduce a la depresión, a la falta de confianza en nosotros mismos y al sentimiento de ser menos que las demás personas”, dice.

El experto señala que no hay que postergar la acción, porque cualquier cosa que hagamos, o dejemos de hacer, siempre produce resultados. “Cuando hacemos algo y los resultados no son favorables para nosotros, lo más importante es que aprendemos. Cuando hacemos algo y los resultados son de momento favorables, lo más importante es que también aprendemos. Pero cuando no hacemos nada, los resultados son que no aprendemos nada.

Ekroth concluye que las postergaciones postergan la vida. “Si no lo hace hoy, quizá no lo haga nunca”.